Portrait of Prometheus: As a basketball player.


His layup starts from mountains 
not with landslide, rumble or some gorgon clash of titans, but as shadow-fall across stream 
some thief in the night black Christ 
type stealth. 
In the nights before this,
his name, whispered in small circles, muttered by demigods and goddesses, spread rebellious,
rough on the tongues of whores and queens,pillows pressed between thighs, moaning. 
Men will call him father, son or king of the court. His stride will ripple oceans,feet whip crack quick, his back will scar, hunched over, a silent storm about him.
Both hands blurred, scorched, bleeding;you see nothing but sparks splash off his palms, hear nothing but breeze beneath his shuck ‘n’ jive towards the basket carved of darkness, net of soil and stars.
Fearing nothing of passing from legend to myth, he fakes left, crossover, dribbles down
the line, soars an eagle chained 
to hang time. 


Inua Ellams


via Basketball, Poetry, and the Union of the Two

Hagamos un trato

Compañera 
usted sabe 
puede contar 
conmigo 
no hasta dos 
o hasta diez 
sino contar 
conmigo 

Si alguna vez 
advierte 
que la miro a los ojos 
y una veta de amor 
reconoce en los míos 
no alerte sus fusiles 
ni piense qué delirio 
a pesar de la veta 
o tal vez porque existe 
usted puede contar 
conmigo 

Si otras veces 
me encuentra 
huraño sin motivo 
no piense qué flojera 
igual puede contar 
conmigo 

Pero hagamos un trato 
yo quisiera contar 
con usted 

Es tan lindo 
saber que usted existe 
uno se siente vivo 
y cuando digo esto 
quiero decir contar 
aunque sea hasta dos 
aunque sea hasta cinco 
no ya para que acuda 
presurosa en mi auxilio 
sino para saber 
a ciencia cierta 
que usted sabe que puede 
contar conmigo.

Mario Benedetti 

Luz de Septiembre


No era el deseo, no era la ternura
que después de los años levemente nos roza.
No era el amor ni la feliz claridad de aquellos días,
no era la soledad, tampoco la tristeza.
Quizá no era nada, un ligero temblor
recorriendo mi piel hasta más allá de tu sonrisa,
un instante tan sólo arrebatado al tiempo,
la desolada transparencia de unos ojos.
Torpes como el que ebrio cae al agua
y en lo irreal, titubeante, se aferra,
eligiendo fugaz entre el cansancio
y la vida que sube por su pecho,
así flotaban nuestras palabras,
así escuchábamos el silencio oculto en ellas.
Luz de septiembre tras las ocres cortinas,
luz roja resplandeciente en tus cabellos.
No era el amor, no era el deseo,
sino algo más poderoso,
la certidumbre de lo que pudo ser.
De lo que un momento en nuestras manos
poder de realidad y sueños tuvo
y que ahora, con arañado menester, nos acerca
y nos llama, inútilmente,
lo mismo que si fuera el corazón de una campana
doblando en el silencio de la noche.

Juan Luis Panero
Poesia Completa (1968-1996)
2000
Tusquets Editores